martes, 19 de abril de 2011

LA AGENDA CULTURAL OMITIDA EN LA PRÁXIS Y EL DISCURSO POLÍTICO

LA AGENDA CULTURAL OMITIDA EN LA PRÁXIS Y EL DISCURSO POLÍTICO

Por Nicolás Hidrogo Navarro

Hemos llegado a convertirnos en una sociedad pragmatizada, cosificadora, interesada hasta dejar atraparnos en la vorágine del juego político –pese a asquearnos en nuestra cotidianidad post-electoral- como un clientelaje convenido y consabido. Por eso el voto electoral en el Perú no es un ejercicio consciente sino coaptado o condicionado, con el maquillaje de “un derecho”. Votamos por quién tiene la capacidad demagoga de ofrecer el oro y el moro; votamos por quien puede llenar nuestra desesperanza, aunque no estemos preparados para ejercerlo ni merecerlo meritoriamente, sino por un canje: un voto por un puesto de trabajo o algún beneficio. Así la política, se ha trocado en el arte ya no del buen gobierno, griego; sino en el arte de cambalachear ilusiones y promesas a futuro por votos, ahora.
El accionar electoral de un candidato no es una cosa del azar, sino basado en ejes temáticos de “estudio de mercado electoral”. Todo su discurso mediático está pauteado por problemas coyunturales de asistencialismo, padrinaje populista, antes que por un discurso desarrollista de autogestión y potenciación de las capacidades productivas y organizativas. En la cultura del elector está inyectado que su candidato le va solucionar todos sus problemas: laborales, de subsistencia y tribales. La Inseguridad ciudadana, corrupción, desempleo, construcción infraestructural civil, agua, desagüe, etc., todo estos problemas sentido y expresados, configura la orientación discursiva, menos lo cultural. Lo cultural no es un discurso que venda en una sociedad como la nuestra y probablemente sea interés de una minoría que no es redituable o poco significativa en votos. Esto demuestra que no necesariamente lo sustantivo es prioritario ni que lo educativo y cultural interese mucho a los políticos, porque probablemente el caudal electoral está más centrado en bolsones de pobreza a los que hay que ofrecer “cambiarles la vida de pobreza”; o, en su contraparte, en bolsones de los grupos de poder, como una posibilidad de hacer buenos negocios en nombre del partido ganador de turno y “en nombre de los pobres”.
Si esto ocurre en un clima pre y electoral, en el post electoral el accionar parlamentario es más que conocido: una agenda parlamentaria descentralizada tiene más o menos esta configuración: 20%  a atender reclamos sindicales, 30% gestión de obras de infraestructura física y atenciones de necesidades comunales; 30% de denuncias y 20% de audiencias para impulsar iniciativas de ley. Esto nos da una idea que es más fácil gestionar la construcción de un parque, una carretera, un local comunal, agua y alcantarillado, veredas o canchas deportivas, pero tan difícil un proyecto cultural con presupuesto incluidos, como la implementación y funcionamiento de una biblioteca, la creación de un círculo cultural de estudios folklóricos, un círculo de estudios lingüísticos y literarios, la implementación de una feria anual de libros, un festival anual de poesía, cuento, teatro y cine, la existencia de un fondo editorial para publicar todo el acervo cultural literario e intelectual de una región, un taller de danzas y música tradicionales, la implementación de juegos florales en todos los municipios para mantener viva la creatividad y la revaloración y vigencia de sus intelectuales.
A siete meses, después de la promulgación de la ley de creación del ministerio de Cultura, Ley Nº 29565, el 21 de julio de 2010, ha quedado sólo la sensación que ha sido una mera fusión administrativa de una docena de entidades presupuestalmente languidecientes como la Biblioteca Nacional del Perú, el Archivo General de la Nación, el Instituto de Radio y Televisión del Perú (IRTP) y la Academia Mayor de la Lengua Quechua y se fusionaron, bajo la modalidad de absorción, el Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuano (INDEPA); el Proyecto Especial Complejo Arqueológico de Chan Chan; el Proyecto Especial Naylamp-Lambayeque; la Unidad Ejecutora Marcahuamachuco, el Consejo Nacional de Democratización del Libro y de fomento de la Lectura - PROMOLIBRO y el Consejo Nacional de Cinematografía (CONACINE). Después de un auspicioso entusiasmo de esperanza, todo ha vuelto a su estado real y la cultura ¡ay, siguió muriendo”.
Es indudable que existe cierta incompatibilidad hacer política vendiendo un discurso cultural –así como no es buena combinación hacer politiquería sindicalista bajo la fachada de literatura- porque un discurso cultural demanda de un conocimiento más profundo de las comunidades sus manifestaciones artísticas y las vivenciales, leyendas y tradiciones de los pueblos. En el discurso político con ribetes de demagogia, basta saber la necesidad coyuntural y clamorosa de la población y alimentar la esperanza –aunque mentirosa- de los demandantes, para poder convertirlo en un autómata votante programado.

Post –data: En el Perú ocurre un fenómeno social curioso digno de un diván de siquiatría, en los días pre-electorales. Cuando a la gente se le pregunta sobre los políticos y los estilos de actuar de los políticos, hacen unas muecas de asco y reprobación y en más de un 95% se oyen adjetivos condenatorios que deja la sana impresión que nadie querrá meterse a político por temor a ser condenado a la ignominia social de su apellido y sus descendientes. Sin embargo, cuando se prende la chispa electoral, esa apatía de ignominia política-social, arremete con más fuerza y más gente quiere ser candidatos a alcaldes, congresistas, presidentes regionales que ya parecemos el gran circo del mundo. Somos un país masoquista, nos gusta vernos engañada campaña electoral tras campaña. Somos una país donde democracia es ir como borreguitos a votar una vez cada cierto tiempo, como obligación y no exactamente como derecho.

PARA HONRAR A UN ESCRITOR: Juan de Dios Ramírez Ruiz

PARA HONRAR A UN ESCRITOR:
Juan de Dios Ramírez Ruiz
Las valoraciones dentro de los mismos escritores
  ¨Por Nicolás Hidrogo Navarro
 
La vida de los escritores parece tener un estigma, un designio, un sino: el angustioso azar de su vida lleno de tremendismos, incomprensiones y deicidios. No todos son adorados por sus obras, sino que muchas veces su vida pasa a ser una especie de culto, emulación y mito y así la vida escandalizada y sus actitudes e irreverencias, terminan siendo objeto de veneración de la misma estirpe de escritores que ve en ellos modelos a seguir e imitar. Cuando estos mueren empieza sobre el mito otro mito en escalera y con ponderaciones y sus elementos conexos. Muchas veces entra la disputa cofradal y el jironeo de sus restos de los que lo conocieron y no, de los que lo leyeron o no y hasta sus enemigos de otrora se convierten en amigos, allí surge la teoría que el mejor escritor es el que está muerto y que hasta el diablo muerto se convierte en ángel bueno desde el mismo día de su sepelio.
Juan de Dios Ramírez Ruiz, paisano chiclayano él, consagrado a poeta e ideólogo del movimiento continental Hora Zero de los 70, hizo una carrera literaria en el inconformismo contestatario de un contexto de época donde ser rebelde se justificaba por la prevalencia de los gobiernos totalitarios, militaristas y la bipolaridad ideológica mundial de opresores y oprimidos en desproporción rutilante. Época en la que se tenía prestigio ser comunista o mínimamente socialista, donde tener barba crecida a lo Camilo Cienfuegos y llevar bajo el brazo un librito de Mao, Lenin, Marx, Trosky  o tener una boina a lo Che, eran símbolos semióticos de moda y ufanación.
Juan Ramírez Ruiz capitalizó esa esencia epocal y gestó, junto a otros, en un momento, en donde la poesía era un canto dulce de un mirlo selvático, un chisco lambayecano o una urpi triste, una poesía holística y total, que comprendiera todos los órdenes: estética social, política, lingüística, educativa y que todo apuntara a sensibilizar al hombre y abrirle el imaginario rebelde de actuar ante los sucesos del mundo. Fue un corto circuito lo que propuso para sepultar a esa poesía edulcorona y en la que el poeta se enrevesa, se mira al ombligo y se acuna en sus egos líricos, en las incomprensibles hordas de una poesía abstrusa sin pies ni cabeza, que no se entienda ni se engarza en sí misma y sí mucha sicodelia efectista. Poesía concreta, poesía que respire y huela a pueblo, a vida cotidiana, a rebeldía, que coberture todos los órdenes, fue quizá la esencia de la poesía como mazo para combatir la opresión y los opresores.
Para honrar a Juan de Dios Ramírez Ruiz no necesito ocultar sus disquisiciones alcohólicas y su consumo de estupefacientes, tratando de maquillar la mortaja de su vida. Para honrar a Juan Ramírez no necesitamos expropiarlo a nadie ni a ningún grupo que reclama su legado y su exclusividad. Para honrar a Juan Ramírez no necesitamos decir que le dimos la mano y desde aún no  nos lavamos, que dormimos junto a él, que le invitamos un cachito de colombiana moño rojo o que le invitamos o atosigamos con cerveza en algún huarique limeño o que tenemos fotografías junto a él o su firma. Para honrar a Juan Ramírez Ruiz necesitamos leerlo, comprenderle y “avisar a los compañeros” que su poesía sigue vigente. Para honrar a Juan Ramírez Ruiz no necesitamos prender velitas misioneras, rezar 30 aves marías y 20 padres nuestros. Para honrar  Juan Ramírez Ruiz no necesitamos hacer bacanales alcohólicos en su nombre con fachada de Festival, Encuentro. Para honrar a Juan Ramírez necesitamos penetrar en su legado poético, seguir su huella, tomar la posta y hacer de la poesía esa higuera perpetua que quiera hacer del poema una integralidad, donde la poesía sea una perpetua fuente de olas torrentosas que despierte la sensibilidad humana hacia su cambio y transformación, inconformismo y rebeldía permanente consigo mismo y contra cualquier sistema opresor.
Todavía en la región Lambayeque, su tierra, le sigue siendo ingrata. Juan Ramírez Ruiz es conocido fundamentalmente entre la gente de la pluma setentera,  ochentera y noventera, Y más de uno sólo conoce títulos de sus libros. Y sólo dos o tres coterráneos cuentan con parte de sus libros publicados “Un Par de Vueltas por la Realidad” (1971), Vida perpetua (1978) y Las armas molidas (1996). Es más, en la región Lambayeque existen 3 bibliotecas municipales y sólo en una existe un ejemplar de “Un par de vueltas por la realidad”. Existen 7 universidades, 6 particulares y una nacional y en sus bibliotecas, ¡oh sorpresa!, no existe ningún libro de Juan Ramírez Ruiz en sus estantes, triste destino e injustificado consuelo. En la región Lambayeque existen unas 1,200 bibliotecas escolares de educación secundaria, tampoco existen libros de nuestro autor reseñado. ¿Quién podrían  honrar, conocer valorar a un autor que no se lee? Juan Ramírez Ruiz todavía sigue siendo un autor marginal, un escritor de culto, pero de una fracción de escritores e intelectuales en Lambayeque y en el Perú.
 
VIDEO HOMENAJE:
Una ruta de salida desde la casa de Juan Ramírez Ruiz hasta la plaza principal, en Chiclayo.

LAS JUSTIFICACIONES PERFECTAS PARA ESCRIBIR

LAS JUSTIFICACIONES PERFECTAS PARA ESCRIBIR

Por: Nicolás Hidrogo Navarro


El acto de escribir literariamente constituye una de las facultades creativas más sublimes y grandiosas que permite perennizar la vida, los personajes y las situaciones de lo escrito. Decía el fabuloso poeta francés, Charles Baudelaire, que la máxima inteligencia creadora humana es la de los poetas y la de los que construyen historias. Porque la escritura es ese espíritu inmortal que ni se quema, ni se olvida ni se mantiene estático, sino que es una fuerza que permanentemente se innova hasta alcanzar la adecuación y pertinencia en cada época.
Desde que se inventó la escritura hace unos cinco mil años, el hombre ha tratado de perennizar su mundo real, onírico y ficcional a través de los mitos, leyendas, cuentos, apólogos, la poesía misma. El acto de escribir es un acto consustancial de perennizar el ser a través de la palabra escrita.
Esta tradición, mantenida por largo tiempo como un aspecto de curioso oficio, empieza a ser premiado y valorado en el siglo pasado (s. XX, 1901) a través de los premios nóbeles, lo que le da un aspecto formal y de expectativa.
El gran manchego don Quijote, en la inmortal novela de Cervantes, en su afán de buscar andanzas de caballería –dentro de su alocada y desesada locura- era consciente que algún escritor relataría sus aventuras para la posteridad, pues era consciente que “todo ese sacrificio de caballero desentuertador y deshacedor de agravios por los campos de la Mancha”, serían premiados con la escritura. De la misma manera, como la historia registra los hechos fácticos y denotativos, el ideal de muchos es estar también metidos en las historias literarias que pareciera ser más imperecederas y meritorias, populares y sociales. Lo que corrobora que la escritura es un acto de perpetuidad y honor a las grandes hazañas, hombres y actitudes.

Sin embargo, los aspectos intrínsecos de las motivaciones literarias a escribir han sido tan diversas como los estilos de los escritores: para unos el escribir es una ineludible necesidad humana, para otros un acto de catarsis, para otros un despojo y exorcización de los demonios literarios (Mario Vargas Llosa), para otros matar su insomnio (Emile Ciorán), para otros una estrategia para ganar amigos (Gabriel García Márquez), otros escriben para matar el tiempo, para perennizarse, para ganar prestigio y fama, otros para generar dinero, otros para buscar un espacio en la historia, otros para sí mismo y los amigos íntimos (Jorge Luis Borges), para nuestro ilustre Marco Aurelio Denegri se escribe para encontrar paz en medio del barullo de la guerra, para otros se escribe para matar la soledad y la tristeza.
En fin justificaciones para escribir hay tantas como la originliadd de los estilos comentados de los escritores. Pero, todos tiene un eje común, se escribe para perennizarse, pues al momento de enajenar el texto, a uno le deje de pertenecer la intimidad de la escritura para ser un hecho social y colectivo. Ahora, la perdurabilidad e inmanencia del texto, ya no depende del escritor ni del texto en sí, sino de los lectores especializados y de los lectores masivos que son lo que sepultan o ensalzan la inmortalidad de la obra y del autor.

Es indudable que escribir en el Perú no representa ninguna ocupación formal ni profesión rentable. Nadie que no tenga agentes literarios y una fama con premios de novelista o cuentista vende y vive de sus libros. El escribir pareciera una actividad de ocioso o una aventura de locos que sólo buque llenar el sublime ego. Sin embargo, el escribir y hablar bien, son los dos pilares fundamentales de la educación, a los que ni los profesores de Lengua y Literatura lo entienden, menos se preocupan por lograrlo. Antes se escribía porque la escritura hacia inmortal a las personas. Ahora sólo buscamos -en una sociedad carente y anómica- vivir, no importando cómo, con o sin dignidad, con o sin honor. Ahora sólo queremos vivir 80 años; antes se quería vivir eternamente a través de la literatura. 
            La literatura permite contar las pasiones propias y ajenas; los casos y hechos que queremos que trasciendan, pero también oculta, subrepticia y subliminalmente reclama el mundo posible que quisiéramos para ahogar nuestra sed de un mundo propio a nuestra medida, ilusa pasión que mueve a los hacedores de historias y a los que se cobijan en ella en un ficciómano afán de escape de su propia realidad.
Particularmente creo que el acto de escribir es un acto de humanizarnos más, de extender nuestra propia vida hacia la perpetuidad de nuestro nombre, es una reafirmación de nuestra identidad, un reto y una oportunidad permanente de abrirnos paso entre los episodios de la vida. Es una oportunidad de mostrarnos superiores a los demás entes de la naturaleza, una magnífica oportunidad de hacernos querer y conocer, una forma civilizada de sensibilizar el mundo y llevarlo por el camino de la paz y prosperidad y una excelente forma de evadirnos del mundo construyendo otros mundos alternativos que nos hagan más llevaderos nuestra inmensa carga de ser humanos.

HACIA UNA INSTITUCIONALIZACIÒN DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS COMO ESTRATEGIA DE LA VALORACIÒN Y RESURGIMIENTO DE LA CREATIVIDAD

HACIA UNA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS COMO ESTRATEGIA DE LA VALORACIÒN Y RESURGIMIENTO DE LA CREATIVIDAD
Por: Nicolás Hidrogo Navarro
hacedor1968@yahoo.es

I:- Problema comunes: lectores, metodologías, currículo y cultura literaria
                Si la literatura capitalina se encuentra en franca agonía editorial y flaqueza de lectores, aún más será la provinciana: lo poco que se produce representa una inversión a pérdidas y una aventura de inversión de imagen “para que sepan que somos poetas o narradores”.
                En el Perú el promedio de lectura se ha venido reduciendo silenciosamente desde la década de los 70 que era de 3.7 libros al año; en los  80 , 2.3 libros al año: en los  90 a  1.9 libros; al 2000 a 0.79 libros de lectura anual per capita.
                Los métodos de fomento y promoción lectora no han dejado de ser los mismos: lectura silenciosa, exigencia condicionada por una nota académica y hasta la instauración de la hora de la lectura obligada en el aula, obedeciendo a los decretos de urgencia educativa por insolvencia y último eslabón en la cadena de comprensión lectora a nivel mundial declarados por la UNESCO desde el año 2001.
                Los diseños curriculares a partir de los 2000  incorporan el componente de comprensión y producción de textos, sin embargo se dijo y consigna el QUE, pero no el CÒMO. Los docentes se debaten en una serie de contradicción de capacitaciones y descapacitaciones, si primero deben los alumnos aprender a escribir  caligráfica y ortográficamente a leer o a comprender o a crear. Confundidos en su babel metodológica no se dan cuenta que ya casi no quedan lectores voluntariosos y los pocos creadores que se presentan en los concursos internos de juegos florales sólo lo hace o motivados por una nota, un prestigio del ganar algún premio o reconocimiento personal, pero no se comportan como creadores incondicionales, sino como fugaces escarceadores y diletantes que al poco tiempo migran hacia sus opciones auténticas y motivadas por el prestigio social y el ascenso económico.
                El porcentaje de creadores natos o condicionados o motivados en promedio en los centros educativos tanto públicos como privados es de cada 100 alumnos sólo hay dos en el nivel secundario; en el nivel de formación universitaria o tecnológica de cada 100 estudiantes de pre-grado sólo hay 0.6 que finalmente se está inclinando manifiestamente por producir literatura. Los creadores en colegios y universidades son aves raras y con tentaciones fugaces.
                Los padres de familia raramente están de acuerdo que sus hijos o se dediquen a la poesía o narrativa como asunto principal, sólo permiten que sea un apéndice o como un pasatiempo, y muchas veces cuando en los pedagógicos o universidades dedican o muestra una inclinación por la literatura, son severamente amonestados o amenazados de quitarles todo ayuda, porque ser poeta o narrador o estas loco chiflado o quieres morirte de hambre.
                En el Perú se produce sólo unos 90 títulos de libros literarios anualmente y a nivel nacional; en provincias sólo se produce un promedio de entre 15 a 35 títulos, predominantemente poesía en un 80% y un 20% en narrativa (entendido por libros convencionalemte según UNESCO a todo texto superior alas 49 páginas).
                De los 280, 000 maestros que ocupa el Ministerio de Educación a nivel de toda la República, unos 27,000 son maestros de Lengua y Literatura y de este porcentaje sólo un 8% son docentes creadores (publicadores de libros, investigadores, promotores culturales y que coejercen laboral docente con proyección poética o narratològica o crítica literaria.
                Esta realidad nos dice que no es cierto el mito urbano que la gente no lee porque los libros sean caros, pues ni aún cuando sean baratos no hay un mercado habitual sino coercitivo: el alumno compra una obra porque se le exige, no por libre albedrío porque tenga germinando la imperiosa necesidad de leer de mutuo propio.
                Otro mito: una venta de éxito editorial no garantiza necesariamente que el que compra el libro lo lea: o lo compra por recomendación, por tenencia como elemento decorativo o por moda y prestigio cultural. Hay libros muy hermosos e intactos en bibliotecas que cumplen sólo una función adornativa antes que enriquecedora de cultura lectora.

II.- La crítica literaria una necesidad para formalizar la valoración literaria.

                De cada 10 libros presentados sólo uno es hecho con un rigor crítico hermenéutico, pragmático o deconstructivo y hecho por especialistas. Los 9 restante son hechos por amigos más inflados de biografismo y coheterìa artificial que con un rigor y veracidad interpretativa. Tenemos temor enfrentarnos a la crítica literaria y buscamos a un amigo bonachón que nos edifique un castillo de ditirambos donde el embase resulta más grande que el propio producto. Este autoengaño es un síntoma de inmadurez literaria y trazar caminos fofos por terrenos pantanosos sin un crecimiento y desarrollo cualitativo: sólo es hacer un monumento a la vanidad, el ego y una seudoautoestima. Se hace necesario que los estudios literarios constituyan un socio estratégico que permita construir una cultura de calidad creadora y sostenible en el talento y no en la mera cursilerò o huachafería.
                Sin crítica un libro nos trasciende, no crece, no perdura, la crítica es una prueba de consistencia del producto, es una puesta al mercado d e un producto validado que resista la misma crítica del gusto del público lector común y corriente.

III.- El oficio vano y ser sutano de la literatura

                Casi nadie vive exclusiva y económicamente  de la poesía en el Perú. Ser poeta o narrador no es una profesión, sino una ocupación pasionalmente curtida y febrilmente romántica, un estilo de vida marginal: no vamos a la universidad ni avizoramos el futuro antorchado y engomado de poemas como largas avenidas vitoriosas –una vez comprometidos- para morirnos de hambre suicidamente con toda nuestra parentela. La disyunción es o te entierras werthianamente al ritmo de sonatas poéticas con tu estandarte de la poesía en ristre o haces de ella una afición ocasional de apéndice, viernesra o tertuliera cada vez que se puede. O haces de la poesía un templo cotidiano donde todos los días oficies misa poiética o la pegas de un parroquiano que acude a ella cada vez que tengas necesidad catárquica de soltar la represa contenida de tus metáforas.
Nadie compra en el Perú un libro sino es por obligación de requisito académico –escuela, colegio-universidad- o recomendación ex-profesamente estética y de y para especialista y de pasión motivacional de algún autor ya conocido. Hay un agónico y decadente mercado de lectores, no de libros (poseer o comprar un libro no significa necesariamente haberlo leído o pretender leerlo: puede ser un acto decorativo o fetichista). No se puede medir ni equiparar, entonces, un éxito editorial o de gran tiraje, como una ganancia de lectores: un mismo libro debería tener muchos lectores y no sólo un lector para muchos libros.

IV.-  LA AGONIA DE LA LITERATURA

El sueño ideal de un organizador de un evento es que sus invitados sean todos más uno, que estén sentaditos y concentrados como hipnotizados, que los objetos y sujetos estén media hora antes y que todo esté sincronizado sin que falle ni una palabra, ni un equipo ni que ningún percance empañe la actividad y que nadie se mueva desde principio a fin: ilusorias, que participen oportunamente y no sean un simples convidados de piedra.
En ciudades como, de las cuales tenemos conocimiento sobre el quehacer literario –donde no medie el certificado, el ofrecimiento de una comilona o un tonel de algo espirituoso, como gancho tentador y condicionante-, Trujillo, Arequipa, Cusco, Ferreñafe, Huaraz,  Lambayeque, Lima, Tarapoto, Piura, Jaén, Chimbote y nuestro Chiclayo, la concurrencia a un evento literario no sólo es raleado –entre 10 a 40 personas, donde mucha veces, más gente recurrente son los anfitriones a participar o la familia o amigos que sólo hacen cumplidos de mortificada permanencia- cuando los convocados son locales, sino que el nivel de participación del público después de una intervención (poética-narrativa) es pasiva: limitándose a aplaudir –por habitual compromiso o costumbre o efectuar preguntas de respuesta obvia o descontextualizadas.
¿Por qué un estadio con equipos rivales clásicos, una discoteca con mucho trago y humo y chicas liberales, un multicine con película de estreno, una playa veraniega con muchas tangas o las cabinas de internet sin filtro antiporno, en un fin de semana, pueden estar plétoras de jóvenes, más no así un auditorio o aula con una actividad o velada literaria? ¿Es que la poesía o narrativa es algo aburrido, desfasado, anacrónico o una actividad trivial y nada enriquecedora y entretenida? Es evidente que el facilismo, el divertismo, el esparcimiento, la liberación de cualquier regla o canon para desatar pasiones y sentimientos corporales son mucho más fuertes que los intelectivos. Leer, escribir, tertuliar, debatir sobre cultura, política y pensar no está en juego entre los jóvenes en un fin de semana. Y si la asistencia a la escuela, colegio, instituto o universidad, el ingreso al aula o el cumplimiento de trabajos domiciliarios no fueran coercitivos y obligatorios, condicionados por notas o promoción de grado –al libre albedrío-, seguro que las instituciones educativas y las aulas estarían vacíos y el cumplimiento de trabajos sería  mínimo.

¿Por qué de tercera, mi General? - Comentario Rogelio Vilcherrez Chozo

¿Por qué de tercera, mi General?
Autor: Tolomeo Aliaga Quispe


Por Rogelio Vilcherrez Chozo
Un comentario breve de la novela en Chiclayo este 18 de marzo en el Palacio Municipal de Chiclayo, organizado por “Conglomerado Cultural”.

Buenas noches, apreciado narrador Tolomeo Aliaga Quispe, dignas autoridades, profesores, escritores y conciudadanos.
Gracias amigo Nicolás Hidrogo por brindarme esta primera experiencia de ser comentarista de un buen libro y cabe siempre resaltar el aprecio que todos te tenemos  por tus aventuras quijotescas en Chiclayo.

1) Propuesta de una novela reflexiva:
El autor nos alcanza una novela que nos hace reflexionar sobre la jerarquización de los grados en el Ejército del Perú (Suboficiales y Técnicos de primera, segunda y tercera categoría)
El planteamiento de Tolucho es no decir sus puntos de vista con palabras altisonantes ni con hechos grotescos; sino emplea las preguntas reflexivas dirigidas a “Mi General” con respeto y hechos que marcaron su vida militar.

2) Seguimiento del relato:
En este libro tiene los apartados:
1. Tolucho: Adolescente (Recuerdo de sus hermosas experiencias en su querido pueblo Marcavilca y sus Fiestas Costumbristas como: San Sebastián, las corridas de Toros, el jalapato y el cortamonte. Se resalta sus primeros amores: “La Chinita”, “la loquita” y “Mivi”)
2. Tolucho: Joven (Huida a la Oroya y su primer trabajo. En Lima, sus trabajos como peón y vendedor. Anhelo de superarse mediante sus estudios y trabajos. Su “Allica” fue la ilusión en ese momento. También, fue Elvira muy linda y dócil. Teresa fue solamente amiga)
3. Decepción de no haber ingresado en la Universidad del Centro, en la facultad de Arquitectura.
4. Ingreso y Formación en la Escuela Técnica del Ejército.
5. Distinción de ser el Primer Puesto de su Promoción.  Sufrimiento por malos entendidos con su Mivi.  
6. Su primer trabajo y desempeño profesional. El matrimonio con Yuli y los hijos.
7. Tolucho ya está jubilado y ahora lucha contra la “jerarquización” de los grados en el ejército peruano.


3) Recursos narrativos:
 En el prólogo, nuestro amigo Nicolás Hidrogo señala que esta novela tiene un estilo del máximo representante del indigenismo peruano José María Arguedas (novela autobiográfica “Ríos Profundos”).También nos contó Nicolás que el autor ya tenía en mente esta obra desde que era cadete.
Narrador Omnisciente: (que todo lo sabe). El narrador omnisciente es aquel cuyo conocimiento de los hechos es total y absoluto; es decir el autor Tolomeo Aliaga Quispe sabe lo que piensan y sienten los personajes (Tolucho, sus abuelos, sus tíos, sus amadas, sus compañeros): sus sentimientos, sensaciones, intenciones, planes…




Las expresiones en cursiva:
Tolomeo Aliaga utiliza las cursivas como medio para resaltar  con énfasis una idea planteada. Lo hace como medio de hacer sentir la protesta de del narrador.
“Yo pensé que sólo a la papa y a las verduras los seleccionaban por calidad”…


Uso de la  función fática del lenguaje:
En tanto, Tolucho está siempre  trata de tener  una comunicación óptima con su mando superior “Mi General”; esto implica que desea contactarse con mucho respeto con una autoridad de jerarquía.  

* Refiriéndose a Tolucho:  “después de haber logrado con mucho esfuerzo, obtener las tres rayas en el hombro, como suboficial de primera, con el ascenso a Técnico de Tercera, le quitaron sus tres rayas quebradas, lo degradaron, y le dieron una sola raya con hueco. ¿Por qué mi General? (pág. 71)

* En cuanto a Tolucho como Técnico de Tercera: “Sin embargo, el trato en su querida institución era igual, porque aún siendo ya Técnicos “de tercera”, con 35 o más años de edad, con más de 15 años de servicios, con experiencia y antigüedad, nada a pesar de todo eso, muchas veces lo tratan igual que al suboficial de tercera, que recién egresa de la escuela, no había ninguna diferencia, tanto en el trabajo, como en el servicio y se dio cuenta que en el Ejército del Perú, en la práctica, en la vida real, en el cuartel, sólo existen dos grados para los subalternos de mando medio. Simplemente son técnicos y suboficiales. Eso de tercera, de segunda y de primera, aparte de que sólo sirve para denigrarlos, sólo es papel y sólo sirve para hacerlos sentir mal, para hacerlos sentir que son  subalternos y que sólo deben cumplir órdenes sin dudas ni murmuraciones. ¿Por qué mi general? (pág 72).

Usa vocativo: “Dignísimo Señor, General de Ejército Jefe del Conjunto de las Fuerzas Armadas” para referirse a la Constitución y al Manual de Código de Ética que no se cumple con los derechos de la persona humana y no respeta la dignidad de miles de seres humanos...de “tercera, de segunda y de primera”. (pág. 96)

 También logra ponerse con “algún otro oficial de alta graduación” tuvo como sabia y contundente respuesta: “Oiga, no pregunte cojudeces y vaya a hacer lo que tiene que hacer”. (pág. 84)

 Temas abordados:
El autor  da un abanico de temas esenciales como:
- Los indicios de las experiencias hermosas de la adolescencia en su pueblo de Marcavilca
- Relación adolescente – madre – padrastro – abuelos – tíos -primos
- El deseo de superación: trabajo – estudio
- Poder de las autoridades militares
- El afecto a la amada
- La reflexión como instrumento para un primer paso del cambio del sistema

 Contador de anécdotas:
En la novela, se puede apreciar algunas anécdotas de Tolucho; por ejemplo: En su pueblo, Flashico (cojo) entró al ruedo para torear…y cuando se casa (Tolucho manejó la moto para llevar a la madrina. Luego,  buscó una solución para afrontar el pago de la orquesta…)



Visión desencantada del sistema militar:
Mediante este libro, Tolucho – personaje que ya se recibió con honores de su Promoción como Suboficial de Tercera Instructor Militar del Ejército del Perú- tiene una idea constante contra los grados militares: Suboficiales – Técnicos  de “primera, segunda y tercera” :

Experiencia: Escuela Técnica del Ejército:
Suboficial de Tercera
“Tolucho se había convertido en un Suboficial de Tercera Instructor Militar del Ejército del Perú. Estaba feliz, pero de rato en rato se cuestionaba: ¿Por qué de tercera? , se sentía mal, uno porque suena mal, otro, porque era de tercera. Y no faltaban compañeros de colegio o amigos del barrio que le preguntaban, ¿Oye y tú de qué te has graduado?, la respuesta era de Suboficial de Tercera. Se sentía mal, o lo hacían sentir mal. Aparentemente estaba contento, ya iba a trabajar, ya iba a cobrar un sueldo, ya iba a tener los medios para subsistir, pero era “de tercera”. (pág. 53).


 Durante su trabajo:
Suboficial de Segunda
 “Ya casado, allá en Iquitos, continuó con su trabajo y obtuvo un ascenso a Suboficial “de Segunda”, pero él no se olvidaba aquel comentario que le hiciera un paisano agricultor. “Yo pensé que sólo a la papa y a las verduras los seleccionaban por calidad”, aduciendo el grado que había obtenido cuando recién se graduó, “de tercera”; es decir, aquel paisano había comparado su grado militar con la selección que hacen a sus productos cuando cosechan por ejemplo las papas y las verduras y los seleccionan “de primera, de segunda y de tercera”, para su comercialización. Pero pese a ello, él luce orgullosos sus galones, se gana dos rayas quebradas, siente con ello , haber subido un peldaño en la escalera de la vida…Más tarde comprendería que ser de tercera, de segunda y de primera era igual…Las ilusiones de ser y de hacer una trayectoria militar se esfumaban…para sus jefes, para sus subalternos, para la gente de la calle era un suboficial”.(pág. 67)

Suboficial de Primera
“En tanto, continuaba su vida militar, había alcanzado el grado de Suboficial de Primera, ya tenía tres rayas en el hombro y pasaba sus días entre el cuartel, su familia y la radio. Era muy empeñoso, ya era “antiguo”, tenía tres rayas sobre el hombro. Ya lo consideraban, se notaba en el paso de los años”. (pág. 69)

Técnico de Tercera
“Pero si ya era Suboficial de Primera y con este ascenso, volvía a ser de “tercera”, “de tercera” nuevamente, allí se acordó del campesino aquel que le dijo si acaso era papa, zanahoria o verdura que lo seleccionan para comercializarlo; por eso, lejos de sentirse bien por su ascenso, se sintió una vez más decepcionado y triste…y justamente cuando ya había alcanzado ser “de primera”, como todas las demás personas del Perú, cuando ya tenía  esas tres rayas en el hombro, que las lucía orgulloso…pero con ese “ascenso al grado inmediato superior”, volvía nuevamente a ser de “Tercera”, Técnico de Tercera …y lo más triste todavía, fue que después de haber logrado con mucho esfuerzo, obtener, obtener esas tres rayas en el hombro, como suboficial de primera, con el ascenso a Técnico de Tercera, le quitaron sus tres rayas quebradas, lo degradaron, y le dieron una raya con hueco. ¿Por qué mi General? (pág. 71)

Tolucho no es pesimista; él desea que esta situación que denigra a los suboficiales y técnicos acabe para siempre y es por eso que usa  la reflexión y  sustento jurídico.
  

Tolucho, paradigma de reflexión, de protesta y de  lucha inquebrantable.
1. Tolucho se siente feliz ya que en su querido pueblo de Maravilca se encuentran Real Camino de los Incas (Qhaspakñan) y el Templo Sagrado (estructuras de piedras que han constuido una vivienda); pero hace referencia que ese lugar, actualmente, es un chiquero de chanchos. Critica la actitud pasiva de las autoridades del Instituto Nacional de  Cultura. (pág. 9)

2. Creemos que Tolucho siempre será ese joven valiente que defendió a sus amigos  encerrados en la Comisaría de Concepción  por invasores de terrenos comunales; se enfrentó a las autoridades no con violencia sino con “un expediente” para liberar a sus amigos; posteriormente las autoridades de SINAMOS entregaron dicho terreno a los jóvenes intrépidos para el estadio de Maravilca.(pág. 11)

3. Tolucho es sensible ante tanta contaminación que originaba la Empresa CENTROMIN PERÚ: “Veía cerros negros de escoria, los residuos de todos los minerales, no veía esos cerros límpidos y verdosos de su valle, veía chimeneas gigantescas, que nublaban y daban un dolor diferfente, a residuos de metal, ya no veía el cielo de su pueblo…” (pág. 21)

4. Luego, lo vemos entusiasmando a los trabajadores de la empresa privada de gaseosas para que se convierta en propiedad social.

5. Más adelante, se siente destruido porque no ingresa a la Universidad de Centro del Perú; pero tomó fuerza cuando se fue a Lima a postular a la escuela técnica del Ejército (ayudado por su tía Tuca que residía en Lima)

6. En la vida militar, Tolucho demostró superación a pesar de su economía apremiante (trabajó como peón de constructor de viviendas y vendedor de mandiles, cobrador de buses) para estudiar y el trato indigno que le dieron a él y a sus compañeros como “perros”; pero llegó a ocupar más adelante -por su empeño, disciplina y estudio- la distinción de ser el Primer Puesto de su  Promoción: Instructor Militar.

7. Luego, vemos a Tolucho que sirve a su patria entrenando a sus subalternos, en los sitios más recónditos del Perú.

8. También, se enfrentó a hordas terroristas en  Ayacucho que era una zona roja. A raíz de eso pierde a un ser querido: su mamá; pero en algo le consuela, que será papá.
                                           
9. Ahora, a Tolucho lo vemos desde su trinchera de militar en retiro con la misma  bandera de lucha de la defensa de los suboficiales y Técnicos que sufren la jerarquización de “primera, segunda y tercera”.

Pues, si se dan cuenta que diferente es Tolucho con el personaje Jaguar de La Ciudad y los Perros ya que éste era un líder violento contra el sistema y emplea el Círculo para tener mejores notas y es disociador para ser un “cabecilla”. Mientras que Tolucho es un líder que soporta los improperios de ser “perros” a los recién ingresantes de la Escuela Técnica del Ejército para convertirse en un excelente líder en base a su esfuerzo físico y desempeño en sus estudios con mérito de ocupar el primer puesto de su promoción.
 Ojalá este parangón, puedan ver la fuerza del autor para transmitir sus ideas contra la jerarquización de Suboficiales y Técnicos mediante Tolucho.


A manera de conclusión:

Esperemos que a través de las palabras del escritor Tolomeo Aliaga Quispe sean destellos en un túnel y así más tarde sea un fuego para alumbrar esa oscuridad del sistema jerárquico militar que humilla a los suboficiales y Técnicos.
Deseo que los lectores (ciudadanos, militares en retiro o activos, profesores, abogados, políticos, congresistas, el Presidente…) no respondan como lo dijo un oficial de alta graduación: “Oiga, no pregunte cojudeces y vaya a hacer lo que tiene que hacer…”
Por otro lado los “inquisidores” modernos no lleven este libro a una hoguera como lo hacían en la época del oscurantismo religioso.

Agradezco a nuestro amigo Nicolás Hidrogo por invitarme a ser un comentarista de esta novela de Tolomeo Aliaga Quispe.

Muchas gracias.

NUEVO POEMARIO "LATIDOS" DE FÉLIX MAQUÉN GAMARRA- Se presentará en Chiclayo- Mayo 2011

OPINIONES LITERARIAS SOBRE EL POEMARIO "LATIDOS" DE FÉLIX MAQUÉN GAMARRA
¡Latidos! Efectivamente, los versos que contiene este poemario son los latidos de su autor;  pero también de sus lectores.  Porque la vida viene llena de pulsaciones, de emociones que traducen nuestros sentimientos.

            Las vicisitudes, es decir, lo bueno y lo malo que nos sucede durante el transcurso de la vida, están presentes en este libro. La alegría y el dolor universales,  están aquí, en los versos claros y cortos del autor.

            El poeta, con su voz directa, fácil y categórica, nos contagia su emoción, nos permite ubicarnos en su dimensión humana, pero también fantástica. Porque en efecto, los humanos somos eso, realidad y fantasía. Del equilibrio de ellas, de la ubicación en el espacio- tiempo de cada uno, será la vida y su devenir.

            Fue en el año 1967 cuando conocí a Félix Maquén Gamarra, destacado alumno de  la Nocturna del entonces Instituto Nacional de Comercio Nº 7 de Lambayeque. Era mi discípulo en la asignatura de lengua y literatura, destacando como el  mejor. Desde entonces  ya escribía poesía y la daba a conocer en las aulas y en las  diferentes actividades culturales. El Director y los profesores lo  teníamos en alta consideración y estima por su destacado aprovechamiento y buena conducta
            Después de muchos años lo vuelvo a encontrar, fortalecido por los aires y las vivencias del Oriente Peruano. Aquí, indudablemente, ha encontrado en el paisaje y en la gente, fuentes de inspiración de su lírica y su alto pensamiento. La pródiga naturaleza de la Selva, el límpido cielo, pero a veces las brumas del tiempo, han cincelado al poeta, que también transitó en el mar y el desierto costeño. Al poeta que se extasía contemplando el firmamento, que conversa con las estrellas y las galaxias en su porfiado afán por encontrar respuestas a las innúmeras interrogantes que nos da la vida.

            Poesía intimista, romántica, el lirismo cubre su magnitud y nos presenta versos de fácil asimilación, pero también de reflexión. En sus mensajes de ¡Heme aquí!, por ejemplo, presenta al soldado, al labrador y al comerciante, “haciendo cola para comprar un nuevo día”.  Y es que las metáforas de Félix Maquén son abundantes y hechas para reflexionar; seguramente nacidas de un volcán “que no entiende qué serán edades que se fueron”.

            Alegres, entusiastas, los versos se deslumbran  ante la mujer amada, cantando a la que está aquí y también a la que se fue. El poeta la idealiza y  transporta por cielos infinitos,  por innúmeras  galaxias, como un astro más del firmamento imaginario. Porque Félix tiene una pródiga imaginación y una elevada práctica de la “mentalidad creadora”. Pero, no todo es alegría, pues dice: “Una piedra mala ha golpeado mi vida”, una “piedra que asola el alma”

            De cada una de las poesías de Félix Maquén se pueden hacer comentarios reflexivos, porque esa esencia contiene  sus versos. En tanto, los invitamos a leer y adentrarse en los mensajes   líricos y a la vez contundentes del autor, a quien le auguramos muchos éxitos porque su obra se abrirá paso en el mundo poético por la calidad de su trabajo.

                                                           Lambayeque, febrero de 2011.


Prof. Antonio Serrepe  Ascencio.
Director del Instituto Nacional de Cultura
Chiclayo 2005- 06


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El poemario Latidos que ofrecemos hoy día al público, es una muestra de sereno y a la vez desbordante lirismo, el sosiego verbal de un poeta apasionado que nos trae una muestra de una sensibilidad acunada por las delicias de la exótica selva nororiental y alimentada por la titánica vitalidad de la costa norte urbana y progresista.
En el aspecto formal, encontramos una poesía de tradición lírica, por lo cual entendemos, una poesía cuyo signo es la musicalidad, vertida en un ritmo regular, accesible al compositor melómano o al declamador histriónico, una poesía que busca la eufonía, aunque a veces prime el instinto emocional y catártico pero cuyo rasgo esencial es su tendencia a ser canto del alma.
Es así que Félix Maquén Gamarra, con el universal y eterno pretexto de la mujer amada y el amor universal, la vida y la muerte, nos presenta una poética de sabor neorromántico, ello demostrado por el uso de un lenguaje en el que se trata de simbolizar la intensidad de la experiencia del amor hacia una mujer, la belleza de ella, el latido perenne que emana de los momentos vividos a su lado, la nostalgia en la ausencia, el dolor de la separación definitiva, el erotismo, la sensualidad y la canónica alternancia de lo grotesco, lo informe, lo caótico, notable en su altisonancia retorica y en el recurso a las imágenes de elementos reales en medio de la fantasía amorosa, de juicios facticos sobre la vida y su otra cara, lejana de toda belleza; esta antítesis del estrato sentimental es manifiesta en los siguientes versos: “¿Quién despertó/ las campanas/ del cristal de tu risa,/ cuando la soledad/ asolaba/ la tristeza de tu vida?”; entiéndase que lo bello y lo feo se conjugan aquí entre los significados de risa y despertar, por un lado y del otro, los de soledad y tristeza.
Los versos de Félix Maquén Gamarra conservan una métrica homogénea que oscila en frases cortas dispuestas como pentasílabos, hexasílabos, heptasílabos y octosílabos, pero de manera irregular. Dicha estructura métrica es parecida a la que adopta el inmortal Gustavo Adolfo Bécquer en las Rimas XL (“Su mano entre mis manos/sus ojos en mis ojos…”), en la famosa rima LXXIII (“¡Dios mío que solos/ se quedan los muertos!”) Con la diferencia que el uso de la métrica en Bécquer es más regular e intencionado; para Félix Maquen basta la musicalidad lograda a través de los versos cortos así entendidos y el ritmo interior de los significados, propios de su poesía versolibrista.
Profundizando en el fondo de los significados dentro de la temática romántica de Félix Maquen hallamos que la vida es el eje de todos los poemas, la vida que es una fuerza milagrosa e incontenible en el que la sola mirada de la mujer querida y deseada puede hacer que esa fuerza se modifique de mil maneras, desde la proeza, la delicia, hasta el sacrificio, el hundimiento de la pasión como nos dice en el poema TU MIRADA: “Muy adentro/del alma,/ha encendido tu mirada,/su llama fascinante;/ y con tus lúmenes/ divinos/ha esculpido,/ en mi ternura/su esencia sideral/y delirante;/su sello autóctono/y salvaje,/de río rebelde/desbordándose, /arrasando piedras/acariciando valles.”

En el poema anterior la vitalidad, simbolizada en el alma se moviliza ante la mirada de la mujer objeto del amor del poeta, pero además la vida, tiene como dimensión más realizada la ternura, ese estado de sosegada pasión, que todo lo considera placer, unidad, reposo, dulzura, pero esa misma ternura del hombre manso que ama, es la vida de la naturaleza bravía, en los ríos desbordados, que arrasan con las piedras, acariciando los valles. Toda esa vitalidad se sumerge en un colorido de “músicas divinas” y “aleteo de pájaros”, frases de un poema donde paradójicamente la vida da paso a la prueba dolorosa, el momento en que la amada cae enferma de ceguera, tal y como es cantado en el poema SE TE CANSARON LOS OJOS.
Otro poema, en una línea más simbolista trata de comprender el caótico y grotesco mundo interior de los alienados mentales, tal es así en PANCHA LOCA, donde nos habla de una loca vagabunda conocida de los callejeros que: “…se abraza así misma/ escuchándose hija/ llorándose madre”, transcurriendo en la triste disociación por la que se aísla del mundo en “su catre de tierra”.

En la mayoría de los poemas no encontramos un referente concentrado a no ser el pretexto de la emoción amorosa. Los referentes son dispersos por lo cual logra diversos registros y una colección de poemas muy variada, siempre en la línea de los versos cortos (en algunos momentos prueba con decasílabos). 

La poesía de Maquén lleva generalmente el dulce hidromiel del lenguaje encantador y a veces desgarrado de quien ama hasta la muerte y suplica y lucha y mantiene una compasión unánime por todos los seres de la naturaleza y por aquellos hermanos que padecen pobreza como manifiesta en sus versos de EL MENDIGO: “Te acompañaré /a la parada tres/hermano mendigo,/ mañana, /mediodía,/y noche./iremos a la vereda/ de enfrente/ bajo las umbelas”
Para finalizar diremos que la poesía de Maquén es más fluidez del sentimiento que lenguaje filosofador, o fantasías meramente oníricas, los artilugios metafóricos no exceden del fundamento romántico o modernista, sin embargo, el toque vivificante de la pasión traducida en imágenes verbales logra un efecto de lirica que a veces tiene contornos opuestos en el aspecto semántico, que tiende a la sencillez con algo de gongorismo oculto, un rebuscamiento que encontramos en pocas de las creaciones que conforman este libro pero que constituyen una de las variantes esenciales de algunos de sus poemas.

Saludamos a Félix Maquén con profunda hermandad poética, augurando que sus versos serán leídos con interés y deleite por muchos amantes de la lectura así como también por aquellos enamorados que buscan una fuente de inspiración en sus andares. Latidos es un libro de amor profundo, una poesía que nos trae los instantes de la flama humana desde el horizonte del hombre que persigue un ideal y una mujer que entre la oscuridad sea fuente de luz clara y de calor irremplazable. Felicitaciones por este florilegio confesional que nos hace pensar que aun son posibles los romances en esta época del mundo que nos ha tocado vivir.


                                     Fernando Odiaga Gonzáles
Crítico literario y Filósofo
(Conglomerado Cultural-Lambayeque).



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La poesía de Félix Maquén Gamarra es un romancero tachonado de metáforas elípticas, con un alarido lastimero que preconiza el amor. Dista entre el bucolismo esproncediano y amartelamiento becqueriano.  Su verso suave y dúctil, implosionado de nostalgias y melancolías, vuelve una y otra vez -como la ola marina frente al peñasco-, a relamer con el verbo airado del amor sufriente, acaso como una recomposición de su imaginario amatorio, acaso como una letanía vivificadora y tributaria de la ternura. Hay, subterráneamente, un afán de desenterrar viejas obsesiones infantiles y cartografiar la filogénesis de sus amores poéticos.
Nicolás Hidrogo Navarro.



OPÚSCULO LÍRICO DE JOSÉ

LLEGASTE

Una mañana azul
de suave viento,
dibujando en el aire
la canción del amor
llegaste…
con tus ojos torrenciales
que inútilmente
intenté contener.

Tu sonrisa
recorriendo  las distancias
de inmediato se metió
en mi corazón,
que embriagada de ti
y a la deriva
en la mar de tu vida
se quedó.

Tu cabellera negra
rotunda se mecía,
preludiando infinitas
alegrías,
que colmaron
de dulces fantasías
las sombras que mi alma
entristecían.

Esa mañana azul
¡oh virgen mía!
inclinado ante ti
nació la vida. 




















TE BUSCO

Entre fuego
y témpanos
te busco.

Llamo
a toda las puertas
con esperanza
de hallarte.

Describo tu cabellera
y el sol que brilla
en tus ojos.

Les digo que eres dueña
de la sonrisa más linda
y todos quedan mudos.

Cuando la noche llega,
otra vez estoy solo
en el desierto que silba
su soledad en mi vida.















YO SOY
Para Juan Marco Maquén
estos latidos que te son implícitos



Yo, soy el caminante
que de lejos viene,
cruzando inhóspitos desiertos,
escalando agrestes cerros
a extasiarme,
en el verde infinito
de tu vario cielo.

Yo, soy el que soñó
la paz ansiada,
esperanzas que luché
para mi pueblo,
paz que en la distancia
era imposible,
pero que nunca a un lado
fue dejada.

Yo, soy el que del mar
su voz vertió en tus alas,
antes que en las espumas
se deshaga,
y allí se queda desmayada
en la cristalería
de sus aguas.

Yo, soy el que cantó
susurros en tu bosque,
por no despertar tus avecillas  (para no
a media noche
cuando aún dormían
las vestas
de tus árboles y riadas.

Yo, soy el caminante
que inventó en su lira,
el mundo alucinante
de visiones,
de mitos, realidades
y leyendas
con que te amé;
oh, deidad
del ayahuasca madre,
en noches de ilusión
libando mares
de seductoras creencias
bajo  luna llena.

Yo, soy el sol
que entre las hojas caídas,
tranquilo espera
la enervada luna
para abrazarte en mi calor
oh, vida
y te refracte llena
de embriagante aroma.

Yo, soy el caminante
que a tus lindes vine
buscando ilusión
para mi ausencia
y al acogerme hiciste
que cual ave fénix
renaciera investido
de amor y de esperanza.